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Trabajadores cuentan su experiencia: ven ventajas e inconveniente en seguir labores desde casa

18/07/2020 - 8:42 pm

En empresas mexicanas el 64 por ciento de los directores de finanzas consideran que el trabajo remoto llegó para quedarse, señaló Emilio Gárate, experto en Derecho corporativo.

Por Jorge Luis Cortés

Ciudad de México, 18 julio (EconomíaHoy).- No dejan de advertirlo: aunque la reapertura de las economías está llegando, muchas de las costumbres que conformaban nuestra vida tendrán que desaparecer o ser modificadas; los hábitos que habrán de ser repensados no corresponden únicamente al de la vida social, ya que la pandemia de coronavirus que afecta a México y a todo el mundo advirtió que también la normalidad en la vida laboral debe ser analizada e incluso cambiada.

Durante la presentación de su plan hacia la ‘Nueva Normalidad’, Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de la Ciudad de México, una de las entidades más azotadas por la COVID-19, explicó que de no haberse impulsado el confinamiento voluntario, en la capital del país se habría llegado a la cifra de 60 mil hospitalizados por complicaciones tras contagio de coronavirus, lo que habría hecho colapsar los sistemas de salud, que ya de por sí trabajan a vuelta de rueda.

Sheinbaum comentó que el regreso a la normalidad supone una nueva relación «con el espacio humano, disminuir viajes, los impactos que generamos en el medio ambiente, una sociedad más justa que privilegie a los más vulnerables».

En el sector laboral, que deberá seguir promoviendo la sana distancia, la sanitización y el monitoreo de los posibles contagios, uno de los aspectos que más llama la atención es el esquema 4×10, que consiste en que las personas acudan a su centro de trabajo cuatro días para, posteriormente, laborar a distancia durante los siguientes 10.

De impulsarse el trabajo a distancia en el futuro cercano, lo ideal sería que éste se basara en un escenario conjunto en el que ambas partes, empleados y patrones, expongan la conveniencia y las necesidades de los trabajadores respecto a este modelo, comentó en entrevista para Economía Hoy Emilio Gárate, experto en Derecho corporativo y socio de la firma legal y de negocios BC&B, que basada en un estudio de PwC, dio a conocer que en empresas mexicanas el 64 por ciento de los directores de finanzas consideran que el trabajo remoto llegó para quedarse: «Creo que debe haber apertura de las dos partes para lograr llegar a un acuerdo y a un beneficio para la empresa».

Gárate dejó claro que las personas deben estar conscientes de que no todos los trabajos son posibles de realizar a distancia, pero que muchas veces el jefe que prueba el modelo «puede darse cuenta que recibe el mismo trabajo, a veces inclusive con mayor calidad».

Poner en marcha el home office, señaló Emilio Gárate, dependerá de un análisis que permita visualizar qué posiciones en cada compañía son compatibles con el trabajo a distancia.

El Home Office hace ilusión, pero también tiene sus «detalles»
Claro que, como todo en la vida, cada quien habla «como le va en la feria»; y aunque como Abraham, quien trabaja en una televisora y dice sentirse más cómodo y relajado trabajando en su casa, hay quienes son más críticos al nombrar pro´s y contras respecto a este modelo.

«Me gusta el modelo pero siento que estamos en pañales, los jefes no se tientan el corazón al pedir cosas fuera del horario laboral», comentó Adrián, «Siento que podría llegarse a un ‘híbrido’ en el modelo de trabajo: asistir a la oficina cuatro días, el quinto trabajar desde casa y dos días de descanso sería lo ideal».

Para Edith, funcionaria de una dependencia del gobierno federal, que el home office le permita convivir con su familia, evitar gastos en transporte y comidas, y dejar de asistir a «juntas innecesarias» son los principales beneficios de este modelo, sin embargo, señaló que los puntos negativos se centran en que los jefes «creen que por tener la computadora en casa vas a trabajar a cualquier hora», incluso en la madrugada.

Además, advirtió que por la naturaleza de su trabajo es necesario atender el tema del almacenamiento de archivos importantes: «Me gustaría que se aplicara más en fines de semana, a veces nos hacen ir y podemos ver que es funcional si se trabaja desde casa».

Emilio Gárate, el socio de BC&B, llamó también a estar preparados para atender las necesidades de los empleados que no gustan de hacer home office: «creo que hay trabajadores a los que les gusta ir a la oficina, apartarse un momento y dividir el espacio familiar del espacio de trabajo».

Para Narciso, el home office ha venido a demostrar que «las ‘horas nalga’ (término con el que se hace referencia a la jornada de quienes pasan más tiempo dentro de una oficina, pero con un índice de productividad mucho menor al promedio) son innecesarias».

Sobre la responsabilidad y la productividad de los empleados también habló Emilio Gárate, quien recordó que la tecnología puede ser aliada para los patrones y el personal de las empresas en las que se aplique home office mediante mecanismos que permitan controlar las horas de entrada, comida y salida, los cuales podrían ser evadidos, pero a esto recurrirían los empleados incumplidos con comportamientos cuestionables en el modelo presencial actual «que sólo llegan, checan, y se dedican a no hacer nada durante el día».

Janet, por su parte, opina que trabajando desde casa puede cuidar más de su salud, comer más sano, terminar a tiempo sus labores sin distracciones y crear su ambiente laboral sin molestar o distraer al de al lado; pero pidió a los patrones ser responsables y permitir a los empleados desconectarse por completo al término de la jornada laboral.

Que los jefes tengan claro que no disponen de todo el tiempo de sus trabajadores en el modelo home office depende que mediante la cultura de la propia empresa se explique a los mandos directivos que sus trabajadores cumplen con un horario, asentado en un contrato, el cual no es de 24 horas, siete días a la semana, expresó Emilio Gárate.

LOS TIEMPOS DE TRASLADO SE INCREMENTARÁN

Podría pensarse que por el tamaño de la Ciudad de México, los traslados en la urbe habrían de realizarse en poco tiempo, pero seguro que la afirmación anterior hará reír a cualquier capitalino que haya sido testigo de las aglomeraciones en el transporte público, el tráfico, y de las cosas inesperadas que pasan en esta entidad.

En 2016, un estudio de la Global Cities Alliance advirtió que para llegar al trabajo en la capital del país, los empleados deben disponer, en promedio, de una hora con 53 minutos, por encima de la hora y 42 minutos que se ocupan en China, Beigin y Shanghai; y de los 58 minutos que requiere trasladarse al sitio de empleo en ciudades como Sao Paulo, Londres, París, Tokio, Nueva York, Singapur, Sidney, Berlín y Chicago.

En 2015, cinco años antes de la pandemia actual, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) ya había advertido que de cada 100 personas que utilizan camión, taxi o colectivo para llegar al trabajo, 64 invierten de 16 minutos a una hora; 21 hacen más de una hora; 11 ocupan hasta 15 minutos; y a cuatro no les es posible determinar el tiempo de traslado, porque la situación varía día con día.

Del total de personas que viajan al trabajo en Metro, Metrobús o Tren Ligero, 50.4 por ciento invierte más de una hora en sus traslados y 45.1 por ciento ocupa de 16 minutos a una hora.

Los traslados serán todavía más largos debido a la aparición del coronavirus, y es que los medios de transporte se ven obligados a modificar su uso; en el Metrobús, por ejemplo, se dosificará el acceso a las estaciones para evitar aglomeraciones a las plataformas, se pedirá a las personas mantener la sana distancia mientras se forman para abordar un autobús, y se solicitará a los usuarios no subir a unidades que vayan muy llenas.

En algunas estaciones del medio de transporte capitalino también se aplicarán filtros en los que se tomará la temperatura a la gente; el personal del Metrobús ya lanzó un comunicado a la población en la que le exhorta a recalcular tiempos de traslado, ya que las acciones van a requerir contemplar tiempos de espera.

Para Emilio Gárate, este factor no pasa desapercibido, y es que aún antes de la pandemia, ya se habían encendido las alarmas por los empleados que a causa de los traslados «llegan agotados» a los centros de trabajo, y pierden tiempo que podría ser destinado a sus actividades personales y a sus familias: «eso trae afectaciones de tipo psicosocial».

El socio de BC&B indicó que un modelo que permita el trabajo a distancia, al menos en algunas ocasiones, puede resultar en beneficio de la salud mental «que se verá reflejado en el trabajo».

¿Y QUIÉN DEBE PAGAR POR LOS RECURSOS?

La pandemia obligó a abandonar las oficinas en México, las cuales están equipadas con todos los recursos que sostienen los mecanismos a través de los cuales se alcanzan los objetivos de los equipos de trabajo, cuyos miembros hoy tienen que pagar el Internet y la luz para desempeñar sus funciones.

El joven Adrian comentó que a pesar de que los patrones son conscientes de que sus empleados pagan recibos por los servicios que ocupan «no aumentan el salario».

Para Emilio Gárate, el pago de los servicios en home office es «un tema verdaderamente difícil», ya que aunque el costo de los instrumentos que son usados para el trabajo habrían de ser cubiertos por el patrón, suele suceder que estos recursos no son utilizados exclusivamente para la vida laboral.

Y es que para Gárate, en el caso del Internet, por ejemplo, si éste es pagado por los patrones, el recurso debe ser utilizado exclusivamente para las labores de la posición de trabajo, no para uso personal del empleado y el de sus familiares.

En la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) este tema ya causó controversia, ya que profesores de la Escuela Nacional de Lenguas, Lingüística y Traducción (ENALTT) denunciaron a su coordinador por presuntamente instarlos a pagar por el sistema de ZOOM a fin de impartir clases a distancia.

El costo de ZOOM, aseguraron los profesores, es de 15 dólares mensuales, y no hubo oportunidad de sustituir esta herramienta por otras de menor costo que brindaran las mismas herramientas o similares.

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